Los niños abuchean al malo y aclaman al bueno mientras estos se
enzarzan en una persecución que se lidia entre cortinas. Una costumbre
que no ha cambiado en las últimas décadas en el Circo Raluy, entidad que
bebe en las fuentes clásicas de esta especialidad. Su director, Carlos
Raluy, concibe su espectáculo como “hace cinco décadas”, aunque admite
que ha evolucionado: “Ya no usamos animales que no sean domésticos”. El
director rechaza la proposición de ley de cinco grupos parlamentarios para prohibir el uso en Cataluña de animales en el circo.
Una visión opuesta a la de la Asociación Parlamentaria en Defensa de
los Animales (APPDA). Su coordinador, Chesús Yuste, aseguró ayer que la
asociación ve “con buenos ojos” que Cataluña quiera prohibir el uso de
animales en estos espectáculos.
A sus 68 años, Raluy lleva toda la vida en el circo. Desde los años
setenta, en la compañía que fundó su padre. Ha visto de todo en el
negocio, pero esta nueva iniciativa le parece “una falta de delicadeza”,
y pide a los políticos que consulten antes a los “profesionales del
sector”.