"El Blog de Futur Animal" 10/04/2015
Primero
muchas gracias por concedernos esta entrevista, te escuchamos por primera vez
hace ya años cuando en una mesa conjunta presentabas el libro contra el toro de
la Vega: "Palabras para un Toro sin voz" (http://futuranimal.blogspot.com.es/2012/04/palabras-para-un-toro-sin-voz.html
). Desde entonces te seguimos, y admiramos (http://futuranimal.blogspot.com.es/2012/11/apdda-celebro-el-acto-cultura-contra-el.html)
Explica, para quien
no lo sepa, qué es la Asociación
Parlamentaria en Defensa de los Animales (APDDA), que tú
coordinas.
En primer lugar muchas gracias por vuestras amables palabras y por la
oportunidad de explicar el trabajo que hacemos desde la APDDA. Somos una
asociación formada por diputados y senadores y exdiputados y exsenadores, unos
cuarenta en la actualidad, que lleva siete años haciendo de lobby en favor de
los animales en las Cortes Generales. Fue el 19 de diciembre de 2007, en
respuesta a la creación en el Senado de una peña taurina, cuando Francisco
Garrido y Joan Oms (Los Verdes), Joan Herrera y Jordi Guillot (ICV), Josep
Maldonado (CiU), Isabel Salazar (PSOE) y Joan Josep Nuet (IU-EUiA) decidieron
fundar la APDDA no solo como una asociación antitaurina, sino dedicada en
general a la defensa de los derechos de todos los animales. En esta legislatura
es cuando la asociación ha crecido, se ha abierto (ahora tenemos miembros de
todo el arco parlamentario, desde el PP a ERC) y ha madurado tanto en el
trabajo parlamentario y legislativo como en servir de cauce entre los
movimientos sociales animalistas y las administraciones públicas.
¿La pertenencia a
distintos grupos del arco político os dificulta el trabajo u os enriquece?
Los miembros lo somos
a título personal, no en representación, y tenemos una sensibilidad por los
animales que va más allá de lo que puedan defender nuestros respectivos
partidos. Eso hace que resulte fácil alcanzar acuerdos y que siempre tengamos
buenos interlocutores para formular propuestas a los distintos grupos
parlamentarios e incluso al propio Gobierno. Nuestro trabajo en la reforma del
Código Penal ha sido un buen ejemplo de ello.
En estos años que
llevas trabajando en favor de los animales no humanos, ¿has podido observar una
mayor sensibilidad en tus colegas?
Creo que sí. La protección animal como política pública ha entrado en la
agenda política y eso es ya inevitable. Va con el signo de los tiempos. Hace
ocho años nuestra defensa del Proyecto Gran Simio provocó una brutal
caricaturización del fundador de APDDA Curro Garrido por parte de la prensa
conservadora. Sin embargo, recientemente el Gobierno ha traspuesto la directiva
europea que prohíbe la investigación en grandes simios precisamente por su
similitud con el hombre, que también es un primate, y nadie ha hecho chistes al
respecto. Vamos avanzando, es evidente.
¿Cuáles son los
mayores escollos para conseguir un territorio más respetuoso con los animales?
El mayor escollo es eso
que llaman tradición y que resulta ser una excusa cruel para justificar cosas
absolutamente injustificables. En toda la legislación estatal y europea se prima
el valor de la protección de los animales, pero con una excepción: la
tradición. No hay nada cultural en ello. Se trata de brutales costumbres donde
se maltratan o matan animales en espectáculos públicos y que no desaparecieron
con la llegada de la Ilustración como en el resto de Europa. Su único mérito es
que el pensamiento reaccionario sobrevivió en España y que cualquier esfuerzo
modernizador fue sofocado a sangre y fuego. Por eso en España se lancean toros,
se tiran animales desde campanarios y se considera patrimonio cultural la
tortura y muerte de un herbívoro en una plaza. Tengo la sensación de que
encontramos escollos para universalizar la protección de perros y gatos, algo
que por otra parte concita la unanimidad en nuestra sociedad, precisamente
porque quienes disfrutan con el maltrato animal en las fiestas populares tienen
miedo de que si se consolida la protección animal como valor social terminará
impidiendo las fiestas con sangre. Y tienen razón. Eso es lo que sucederá antes
o después por mucho que se resistan.
¿Cómo debemos
presentarnos los animalistas para llegar a influir en las decisiones de los
políticos?
Los movimientos
sociales de todo tipo, el animalista también, deben saber cómo funciona el
mundo político-institucional, que tiene sus propias reglas del juego, para
poder influir en él en pos de sus objetivos. Hay que conocer básicamente los
procesos legislativos y parlamentarios, así como el funcionamiento de las
distintas administraciones públicas, para reclamar medidas que puedan llevarse
a cabo y para exigírselas a la administración que tenga la competencia. Hay que
poner el acento en el interés general para convencer al responsable político,
aunque no tenga especial sensibilidad por los animales; por ejemplo, hay que
convencerlo de atajar el abandono de animales porque supone un incremento del
gasto público; ese argumento lo va a entender seguro. Y finalmente hay que
tener toda la paciencia del mundo porque el tempo
dela cosa pública es lentísimo. Terriblemente lento.
¿Qué diferencias y
semejanzas encuentras entre un político y un defensor de una causa como la
animalista?
Un activista animalista está haciendo
política. Es un político en el sentido etimológico de la palabra porque se
preocupa del bien común. Si defiende a los animales y reclama una legislación y
una determinada política pública de protección, está promoviendo un cambio
político por tanto. Para mí son tan políticos los activistas animalistas como
quienes están ocupando temporalmente un cargo público. No concibo la política
de otra manera.
¿Crees que aún hay mucha distancia entre el
sentimiento hacia los animales y la decisión de voto?
El voto es un instrumento muy importante y la gente
entiendo que valora muchos aspectos a la hora de decidirse por una u otra
opción. Cuestiones ideológicas, credibilidad de unos u otros, determinadas
medidas que resulten especialmente importantes para cada elector… Yo percibo
que cada año hay más partidos políticos que incluyen en sus programas medidas
concretas en relación con los animales y que cada vez las ofertas son mejores,
más completas. Así que deduzco que la política animal cada vez influye más
dentro de ese amplísimo abanico de causas que terminan decidiendo el voto.
Puede que haya mucha distancia todavía, pero es mucho menor que hace unos años,
eso es evidente.
A ti, personalmente ¿en qué te ha cambiado
este trabajo cotidiano por el respeto de los animales?
Una cosa es convivir con gatos en casa, participar de
alguna manera en el rescate de alguno de ellos... pero otra cosa muy distinta
es ver la globalidad de la problemática de los animales en España. Desde que
estoy coordinando APDDA he tenido un mayor conocimiento de las cosas que
suceden. Antes me llegaban solo algunas denuncias, ahora creo que me llegan
casi todas y es realmente terrible lo que sucede en los cuatro puntos
cardinales de este país. Pero lo más importante es que ahora tengo más
conciencia de cuáles son las soluciones que podrían resolver muchos de estos
problemas: algunas reformas legislativas y sobre todo educar en la empatía con
los otros seres vivos.
Crees que una vez uno conoce la realidad de
los animales no humanos puede volver a ignorarla? ¿Es un camino sin retorno?
Después de tomar conciencia de la realidad es muy
difícil intentar no verla.
Entre los logros obtenidos recientemente por
vuestro equipo está la inclusión de la zoofilia en el código penal…
Estamos muy orgullosos del trabajo realizado en esta
cuestión. Para hacer estas cosas se fundó nuestra asociación. Hace un par de
años en la APDDA
estudiamos el Código Penal y acordamos promover nueve enmiendas ante los
distintos grupos parlamentarios. Luego hicimos de lobby en el Congreso y
conseguimos que el PP accediera a incorporar la mayor parte de nuestras
propuestas a través de una transacción con ERC, para la que logramos recabar la
unanimidad de todos los grupos. El avance más importante es que por primera vez
en España se tipifica la explotación sexual de animales. Nos sumamos pues a la
mayoría de estados europeos que recientemente han prohibido la zoofilia, aunque
nos tememos que la redacción dada finalmente en España pueda orientar a los
jueces a perseguir el proxenetismo de animales pero no las relaciones digamos
domésticas. Ahora corresponderá a los abogados en los pleitos ir buscando
jurisprudencia que entienda que debe perseguirse cualquier forma de zoofilia y
bestialismo, y no solo cuando haya contraprestación económica por medio.
¿Qué respuesta habéis obtenido respecto a la
denuncia que habéis realizado sobre el maltrato y abandono de galgos? (http://futuranimal.blogspot.com.es/2014/03/acto-en-sede-parlamentaria-por-el.html
)
Hasta el momento el Gobierno no ha movido ficha. Es
cierto que en el anteproyecto de ley de tenencia y compraventa de perros y
gatos el ministerio incluyó algunas medidas de control y registro sobre los
perros de caza para evitar su muerte o abandono al final de la temporada de
caza, pero, ante las quejas de las federaciones de cazadores, el ministerio
anunció públicamente que daba marcha atrás a esas medidas.
¿Se sabe algo de ese borrador de una Ley
marco para protección animal que se filtró hace unos meses?
No era en realidad una ley marco de protección
animal, tal como reclamamos desde la
APDDA, que estableciera en todas las comunidades autónomas un
mínimo de protección para todos los animales, sino, como he citado antes, una
ley que aspiraba a regular la tenencia y compraventa exclusivamente de perros y
gatos. Lo cierto es que, tras encontrar el rechazo en ciertos sectores (no solo
el lobby de la caza que ya he citado, sino sobre todo los comerciantes de
animales), el ministerio de Agricultura decidió dar marcha atrás en las dos
medidas más interesantes a nuestro juicio (la prohibición de venta de perros y
gatos en tiendas para favorecer la adopción; además de las medidas de control
sobre los perros de caza). Ahora aquel anteproyecto está guardado en un cajón y
no parece previsible que se vaya a aprobar este año antes de las elecciones.
¿Cómo deberían las entidades buscar que su
voz sea escuchada para que no se aprueben leyes como la de Castilla la Mancha?
Creo que es muy importante la coordinación.
Generalmente las asociaciones animalistas son muy pequeñas y están muy
especializadas. Pero para abordar grandes retos y para presentarse con mayor
fuerza ante la administración deben coordinarse, presentarse bajo el paraguas
de una coordinadora o una plataforma. Deben superar las tentaciones
individualistas y aislacionistas y hacer esfuerzos para cooperar y coordinarse.
No se trata de que desaparezcan las pequeñas protectoras, que suelen hacer muy
bien su trabajo; se trata de comparecer ante las instituciones como una sola
voz. Los gobiernos no podrán ignorar entonces las reivindicaciones del
movimiento animalista. Hay multitud de ejemplos de que ese es el camino
correcto.
La
I Jornada
de APDDA en Septiembre de 2013 fue impresionante, con activistas de toda España
compartiendo un espacio tan emblemático como el Congreso de los Diputados.
¿Cómo lo recuerdas?
Para la asociación fue uno de los momentos más
emotivos de esta legislatura, junto con la entrega del Premio a la primatóloga
Jane Godall por supuesto. Daba gusto ver a más de 200 personas, representando a
un centenar de asociaciones de protección animal de casi todas las comunidades
autónomas, llenando precisamente la Sala Ernest Lluch, que nos recuerda a uno de los
mejores. Ver tanta gente comprometida con la defensa de los animales y la
erradicación del maltrato y escuchar las cosas que se dijeron en sede
parlamentaria, aquello fue todo un lujo. No pude evitar emocionarme cuando
clausuré el acto.
El próximo 24 de Abril convocáis un Foro
Parlamentario Felino que puede significar un gran avance y más en un país como
este que sufre grandes desigualdades en la normativa pues es una competencia
autonómica y municipal, ¿no?
Esa es nuestra intención. Nos gusta
abordar situaciones concretas, como el de los gatos en nuestras ciudades. Vamos
a compartir experiencias de distintas ciudades españolas donde se está
empezando a promover una gestión ética de las colonias felinas. Creo que debe
tener un efecto “contagioso” de cara a las próximas elecciones municipales. Por
primera vez se va a presentar en sede parlamentaria un manifiesto felino.
También vamos a presentar un espacio digital al servicio de las organizaciones
implicadas en la protección de las colonias felinas, donde puedan compartir
documentos, iniciativas, etc. Espero que el Foro permita multiplicar el trabajo
en favor de los gatos en el futuro inmediato.
¿A quién está dirigido este
acto y que respuesta estáis teniendo?
Está dirigido a responsables políticos
y municipales, técnicos de gestión de bienestar animal, responsables de
asociaciones y federaciones felinas, gestores de colonias felinas urbanas. La
respuesta de momento es estupenda. Creo que vamos a superar nuestras
previsiones. No descartamos que al final va a ser todo un acontecimiento.
Lo que igual mucha gente no sabe es que,
además de haber sido un brillante y muy prolífico diputado por Chunta
Aragonesista —integrado en el Grupo de la Izquierda Plural—
y un gran orador, eres escritor. Acabas de publicar un libro de relatos cortos
“Regreso a Innisfree” (http://xordica.com/titulos_det.php?id=231)
donde, como en tu primera novela “La mirada del bosque” (http://www.casadellibro.com/libro-la-mirada-del-bosque/9788499191164/1799687
), demuestras una filia, y una doxa, muy especiales por Irlanda. ¿Hay
algún relato en el que hayan animales implicados? Si no, ¿para cuándo?
Pues muchísimas gracias por vuestros elogios. Sí,
Irlanda es mi pasión y por eso cuando escribo me encuentro muy cómodo
ambientando mis obras en la isla esmeralda. Por supuesto que aparecen animales
y referencias animalistas en mi último libro: en algún caso como protagonista y
en otro completando el perfil de uno de los personajes. Y puedo anticiparte que
en mi carpeta de tramas pendientes para posteriores novelas tengo algunas que
me permitirán denunciar situaciones de maltrato animal, basadas en hechos
reales.
Para acabar, dinos un deseo que quieras ver
cumplido.
Me gustaría ver el final de la tauromaquia en todo el
Estado español. Creo que en unas décadas los festejos taurinos pueden morir por
falta de público asistente, si logramos que no haya dinero público que los
sostenga artificialmente. Sería una señal de modernidad, por fin, con varios
siglos de retraso. Y ese avance permitiría un progreso moral de nuestra
sociedad que nos llevara a acabar con la violencia en las fiestas populares y
que nos reconciliara con los demás animales. Creo que ese proceso histórico
podría llegar a verlo cumplido. Estoy convencido de que el siglo XXI va a ser
el de los derechos de los animales. Incluso en España, cuyo estereotipo a los
ojos del mundo es precisamente el del maltrato animal.