"Eldiario.es" 23/08/2016
Chesús Yuste, portavoz de APDDA: "hay que cambiar el modelo de los zoológicos"
Visitar un zoológico donde se le permite al visitante
tocar a algunos de sus animales es un aliciente que funciona muy bien
desde hace años en el zoo de Castellar de la Frontera (Cádiz). Este
centro considera que es un éxito " por la
interactuación y la cercanía de una multitud de animales, con la
iniciativa de crear un vínculo natural e inolvidable entre el visitante y
el animal".
Sin embargo, esta práctica no está bien vista por algunas de las asociaciones que velan por la defensa de los animales.
La ONG Infozoos ha realizado un
informe sobre el grado de cumplimiento de la legislación vigente en el
zoo de Castellar y considera que no cumple con ninguno de los requisitos
de la Ley de Zoos 31/2003 en lo que se refiere a la conservación de las
especies, programas educativos, enriquecimiento medioambiental de las
instalaciones, seguridad o garantías sanitarias tanto para los animales
como para el público visitante.
La organización destaca la actividad del foto maratón, que permite un
contacto directo con muchos animales de la colección, lo que supone un
grave riesgo sanitario, de seguridad o de protección de los animales que
se ven obligados a pasar gran parte del día en el exterior de las
instalaciones. Hace unos años, Castellar aparecía en la lista de "los peores" zoos de España en el trato de sus animales, según Igualdad Animal.
Según Alberto Díez, portavoz de Infozoos, “en muchas ocasiones este
centro de asemeja más a un circo que a un zoo. No entendemos cómo las
autoridades competentes de la Junta de Andalucía han podido inspeccionar
este zoo hasta 10 veces y renovar su autorización en un contexto en el
que tan claramente ni se cumple con la Ley de Zoos, ni con la de
Animales Potencialmente Peligrosos, ni con la de Especies Invasoras”.
El zoo de Castellar se anuncia como un "centro de rescate animal" y
hace hincapié en que su fundación fue creada "para ayudar a los animales
que resultaban de los decomisos realizados por las autoridades".
Además, se define como "un zoo diferente, un zoo familiar, cercano hacia
el entorno natural, donde podrás dar de comer, tocar y ver de cerca
maravillosas especies".
El visitante, una vez
que compra su entrada, se encuentra con un ocelote dentro de las
instalaciones al que puede tocar, siempre que no sea en la cabeza. Está
atado y junto a él hay una pizarra en la que se informa de las
actividades y horarios para que los visitantes sepan dónde acudir si
quieren tocar otros animales.
Es uno de los puntos de discordia y el gerente del
zoológico, Ricardo Gista, dice que "ya estamos cansados de Infozoos
porque siempre están arremetiendo contra nosotros. Van contra los
pequeños porque con los grandes no pueden. Llevan así 10 años y esto es
muy sencillo: ellos son del País Vasco, donde los zoológicos están peor
que en Andalucía, pero quieren acabar con nosotros. Yo les pido que si
son animalistas y ecologistas que nos ayuden a cuidar a los animales.
Llevo 16 años sacando los animales y nunca hemos tenido ningún problema.
Vengo de viajar por Europa y se tocan los animales en todos los
zoológicos de Alemania o Inglaterra, pero van contra nosotros, que somos
los que tenemos dos veterinarios en plantilla, dos biólogos y 26
personas en total cuidando a los animales".
Uno de
los puntos fuertes del Zoo de Castellar es el momento en el que los
visitantes pueden tocar una pantera negra. Una cuidadora la lleva tomada
de un collar y niños y mayores pueden acariciarla mientras el animal es
entretenido bebiendo. José Enrique Zaldívar, de AVATMA (Asociación de
Veterinarios Abolicionistas de la Tauromaquia y del Maltrato Animal),
considera que "tocar a animales como un ocelote o una pantera no es muy
normal. Supongo que esos animales están criados en cautividad y se han
habituado a la presencia humana, pero no podemos olvidar que son
salvajes y pueden desarrollar el instinto natural y atacar".
En el zoo de Castellar también es posible entrar en la
jaula del caracal (especie de mamífero carnívoro) para acariciarlo y
jugar con él. Otro de los puntos de la visita consiste en conocer de
cerca un pequeño mono capuchino. Una empleada del zoológico permite que
los visitantes lo cojan después de explicarles su naturaleza y
costumbres.
Chesús Yuste, de la Asociación
Parlamentaria en Defensa de los Animales, comenta sobre el debate que
plantean zoos como el de Castellar que "hay que cambiar el modelo de los
zoológicos. Se sigue usando el modelo imperialista del siglo XIX y eso
no puede ser. Hay movimientos interesantes como el de Zoo XXI, que pide
la reconversión de los parques zoológicos tal y como los conocemos hoy
en día, con el objetivo de adaptarlos a la ciencia y a la ética de
nuestra época".