Chesús Yuste: "Una alternativa cada vez más plausible y ética con los
animales en cautividad es la ofrecida por la asociación Zoo XXI: Zoos
que resulten útiles a los animales, educando a las nuevas generaciones
en la empatía con los demás animales, mostrar la vida real de los mismo"
Rafael A. Luna - El recinto de fieras de la ciudad de
Córdoba fue inaugurado en 1968, siendo una de las primeras colecciones
de animales salvajes que se tuvieron en España. Mucho ha cambiado, es de
suponer para bien, la visión de lo que hoy representa un parque
zoológico, impulsado por una legislación que tuvo que tener en cuenta el
bienestar de los animales que albergaba y que forma parte de la
Estrategia Mundial de Gestión de Parques Zoológicos y Acuarios.
Recordemos que las funciones que les otorga la normativa a este tipo de
establecimientos que pueden ser privados o públicos son: la
investigación científica, la conservación de las especies, la educación y
el ocio.
El actual Zoo de Córdoba es de titularidad municipal y le
corresponde su mantenimiento y responsabilidad a la concejalía de Medio
Ambiente e Infraestructuras. Los que tenemos ya una edad recordamos esos
primeros animales encarcelados en jaulas de barrotes, minimalistas que
no animalistas, donde solo primaba la exposición de cualquier manera de
unos ejemplares, algunos capturados de su medio natural, para servir de
atracción al público que se divertía en la contemplación y en los
comportamientos estereotipados que muchos desarrollaban por la escasez
de cuidados y de enriquecimiento ambiental. Teníamos una Facultad de
Veterinaria que pudiera haber sido pionera en solventar los problemas
médicos y profilaxis de las especies zoológicas. Una veterinaria
dedicada a la higiene alimentaria, los toros y los caballos y que nada
sabía sobre mantenimiento de animales salvajes en cautividad.
El Zoo de Córdoba no ha cambiado de
ubicación en 50 años, lo que provocará problemas. Uno de los más
importantes es el espacio destinado a las especies que alberga; su
máxima expresión es el recinto de la elefanta Flavia, el símbolo del
Zoo, y a la cual se está pidiendo un retiro digno antes de que se tenga
que sacrificar en las instalaciones que es lo único que ha conocido en
42 años de cautiverio. Otro, referente a la seguridad y la falta de
veterinarios que asistan a la colección zoológica que ha provocado
muertes innecesarias y, el tercero, relacionado con la proximidad de un
teatro al aire libre donde se organizan conciertos y cuyo ruido ya
molesta a los vecinos, sin que nadie haya advertido que los animales del
Zoo no pueden huir de algo que les causa pánico y es causa de estrés.
Recordemos que cuando se tuvo que hacer la reforma del Zoo en el año
2000 para adaptarse a la nueva normativa, muchos de los ejemplares no
pudieron ser trasladados a otras instalaciones soportando ruidos y todo
tipo de estímulos aversivos durante 7 años. Esto fue mortal para muchos y
dejó secuelas para el resto.
De los 150 ejemplares de su inicio y 8.000 m2 hoy se cuentan
437 ejemplares y 4,5 hectáreas. Este año, la AIZA, organismo creado en
1988 para agrupar a los Zoos y Acuarios de España y Portugal, ha
celebrado su 30º Congreso en las dependencias anexas al Zoo. Han quedado
gratamente sorprendidos de las instalaciones y la buena salud física y
mental de las especies albergadas. Han tratado temas como los
laboratorios de cría, acciones para la gestión de población de tortugas
marinas en España, el bienestar de las nutrias europeas, medicina de la
conservación, el acoplamiento social de primates, el lobo en Andalucía,
la pediatría de elefantes y otras cuestiones.
Una alternativa cada vez más plausible y ética con los
animales en cautividad es la ofrecida por la asociación Zoo XXI: Zoos
que resulten útiles a los animales, educando a las nuevas generaciones
en la empatía con los demás animales, mostrar la vida real de los mismos
que es posible con las nuevas tecnologías y no alentar una vida de
cautiverio que resulta antinatural. Hay que trasladar a santuarios a los
individuos que puedan asumirlo. Son palabras del exdiputado Chesús Yuste, impulsador de la Asociación Parlamentaria de Defensa Animal y,
ahora, responsable de relaciones institucionales e incidencia política
en la Fundación Franz Weber, una organización comprometida con la
defensa de la naturaleza y los animales.