Los perros a los que se les corta el rabo pueden presentar problemas de
locomoción de por vida. Lo tienen por algo. Les ayuda a mantener el equilibrio
y lo utilizan también para comunicarse. «Lo usan sobre todo para las frenadas y
los giros en la carrera. Para frenar lo mueven como una hélice y para girar lo
usan para seguir esa dirección», explica José Enrique Zaldívar, presidente de
la asociación de veterinarios Avatma.
Han tenido que transcurrir 30 años para que, por fin, España ratifique el
Convenio Europeo de Protección Animal de 1987, que, en cambio, sí firmó en
2015. Y somos, por tanto, el país 18 en adherirnos. El Pleno del Congreso de
los Diputados ratificó ayer dicho convenio, ya que lo único que faltaba para
hacerlo era prohibir la amputación del rabo. En concreto, con 175 votos a
favor, 37 abstenciones y 136 en contra, el pleno aprobó el convenio con la
enmienda presentada por Unidos Podemos, a propuesta de la Asociación deParlamentarios para la Defensade los Derechos de los Animales (Apdda), que iba acompañado de un informe
técnico veterinario sobre las amputaciones que elaboró Avatma.
Sólo votaron en contra el PP y tres miembros del Grupo Mixto. La reserva
planteada por el Gobierno se refería únicamente a perros de caza. «La
explicación que dan es que los cazadores cortan el rabo a los perros para
evitar accidentes. Esto no tiene sentido», explicó en su día Chesús Yuste,
coordinador de Apdda.
El proceso para la aprobación de esta enmienda ha sido cambiante. Así,
aunque el pasado 6 de marzo, durante el debate en Comisión, se aprobó con el
apoyo de todos los grupos menos del PP, la enmienda del grupo de Unidos
Podemos-En Comú Podem-En Marea contra la excepción del Gobierno, el día 8 se
admitió la excepción del PP, después de que pactara con ERC y PNV. Pero al día
siguiente, ERC rectificó –Cataluña es una de las autonomías donde ya estaba
prohibida la amputación– , y con la abstención de ayer de 32 diputados de Ciudadanos
y cinco de EAJ-PNV, España por fin ha dicho adiós a las mutilaciones, salvo
que sea motivada por causas de salud, tal y como recoge el Convenio de
Estocolmo.
«Hoy hemos conseguido dos victorias para los animales; la primera que se
prohíba la amputación del rabo de los perros, pero aún más importante, hoy el
maltrato animal ha estado en el Congreso al más alto nivel en el debate
político. Ése es el camino para conseguir los cambios necesarios para el
bienestar de los seres que viven con nosotros», afirmó Juan Lopez de Uralde,
diputado y coportavoz de EQUO. «Los españoles han sido mejores y han ido por
delante de sus representantes. Quien tortura es un peligro para la sociedad»,
dijo Guillermo Díaz, de Ciudadanos, a pesar de que su partido optó por abstenerse.
Y es que los datos hablan por sí solos, al igual que las recomendaciones de
los veterinarios. Así, desde la
Federación de Veterinarios Europeos, órgano consultivo de la UE, o la Asociación Mundial
Veterinaria de Pequeños Animales se han manifestado en contra de cualquier tipo
de cirugía que se realice con fines no curativos o de diagnósticos y lo
consideran una intervención contraria al bienestar animal. Zaldívar recuerda
«un estudio realizado en Escocia –publicado en “Veterinay Record”–: sobre una muestra
de 138.212 perros, se demostró que sólo el 0,23% de ellos tuvieron algún
problema en su cola y que de ellos el 17% se debieron a lesiones que se
produjeron los perros en el exterior, es decir, por una actividad similar a la
caza. La incidencia, por tanto, es mínima. Y mutilar para prevenir ese 0,23%
de casos no tiene sentido».
¿Qué países lo admiten?
Desde Avatma, recuerdan que en razas de caza, como el pointer y el setter,
no se ven patologías relacionadas con la longitud de sus rabos, que sí se dan
en galgos, a los que, en cambio, no se les corta, ya que no podrían cazar de
forma adecuada. Es decir, una demostración «de que no es la funcionalidad la
que marca la posición del mundo de la caza».
En definitiva, por fin España ha dicho adiós a estas amputaciones que
causan: dolor, problemas de salud crónicos, de locomoción, en la interacción
social, riesgo perioperatorio, infecciones... Dando un paso por delante de
países como Bélgica, República Checa, Dinamarca o Alemania, que sí admiten el
corte de rabos con sus respectivas excepciones.
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