El diputado Juan López de Uralde, de la ‘Asociación Parlamentaria en
Defensa de los Derechos de los Animales’ (APDDA), ha registrado una Proposición
No de Ley solicitando la identificación de puntos negros de atropellos de fauna
salvaje en las carreteras españolas y el establecimiento en éstos de pasos
inferiores y superiores, para redirigir a la fauna.
Uralde denuncia que el atropello en
carretera “supone la pérdida de un gran número de fauna silvestre, incluidas especies nativas y
especies exóticas” y que, “en los últimos 30 años, los atropellos han superado
a la cacería como la causa directa de mortandad
de vertebrados en tierra, por parte del ser humano”. Entre 2006 y 2012
se produjeron en España 74.600 colisiones de vehículos contra animales
salvajes, lo que representa un 8,9 % del
total de accidentes de tráfico registrados en ese período. Según
los datos de
la Dirección General
de Tráfico, la media de
incidentes con especies cinegéticas es de 5.224 en los últimos diez años.
Datos facilitados por las comunidades autónomas —proporcionados a través de
la Guardia Civil, los Mossos d’Esquadra
y la Ertzaintza—revelan que “los
ungulados protagonizaron el 85% de los
accidentes, entre los que destacan los jabalíes y corzos, en un 79% de estos
casos. Les siguen, con un 5 %, carnívoros
grandes y medianos
como el zorro,
el tejón y el
lobo y, de
forma más excepcional, el oso pardo y el lince”. En el
caso del lince
ibérico, los atropellos
se convirtieron, en 2017, en la
primera causa de muerte no natural, por delante de la persecución directa por furtivismo
y por la colocación de trampas ilegales como lazos. Así, de un total de los 34
linces que murieron en España en 2017, 21 fueron atropellados, asegura el
diputado.
Uralde subraya que, de los
doce linces atropellados
en Andalucía, ocho
han muerto en
tres puntos de
la A-IV, la
N-420 y la
A-301 – puntos negros -, que son
competencia del Ministerio de Fomento y en Castilla-La
Mancha. Ahí han sido atropellados siete linces, tres de ellos en una única
carretera. Por tanto, ”la
geolocalización de los accidentes muestra que los felinos siguen muriendo en
los mismos lugares en los que las administraciones se comprometieron a actuar”.
APDDA