"La Razón" 15/02/2017
El Pleno del Congreso de los Diputados ha acordado, por unanimidad, modificar el Código Civil para que los animales de compañía dejen de considerarse como bienes inmuebles, de manera que los propietarios se vean obligados a velar por el bienestar de sus mascotas
El amor que un perro siente por su dueño
no se debe únicamente a las recompensas que reciben. Al igual que las
madres segregan oxitocina cuando amamantan a sus bebés, o cuando uno se
enamora, las mascotas segregan esta «hormona del amor» hacia sus dueños. En
concreto, hasta casi cinco veces más que los gatos, según un estudio
publicado tiempo atrás en «Science». Además, también nos entienden, algo
que la mayoría de los dueños siempre ha pensado y el resto de la
sociedad negaba hasta que recientemente un estudio publicado también en
«Science» demostró que no sólo entienden el tono, sino también las
palabras. No es la única investigación que denota que los animales
comparten numerosas capacidades cognitivas con nosotros y de que
sienten. Sin embargo, hasta ahora, en el Código Civil se les considera al mismo nivel que un frigorífico, un armario o un televisor. Léase, únicamente cosas,
un bien patrimonial que como tal puede embargarse, recibir en una
herencia o ser subastados para liquidar una comunidad de régimen
gananciales, etcétera.